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El nacimiento del sello postal en 1840 con el Penny Black en Gran Bretaña no solo revolucionó la comunicación, sino que, casi de inmediato, dio origen a una de las aficiones más populares del mundo: El Nacimiento del Coleccionismo de sellos o Filatelia. Este pasatiempo surgió de forma espontánea, alimentado por la accesibilidad de los nuevos sellos y su atractivo visual.

Al principio, los sellos se cortaban de las hojas y se pegaban a los sobres, y la idea de guardarlos no fue inicialmente comercial. El coleccionismo comenzó como un acto de curiosidad y novedad.
El verdadero punto de inflexión llegó cuando la mera acumulación de sellos se transformó en un estudio organizado.
El crecimiento del coleccionismo coincidió con el desarrollo de la historia postal. Los coleccionistas pronto se dieron cuenta de que cada sello era un microdocumento que reflejaba:
Para finales del siglo XIX, la filatelia ya era una afición establecida, con sociedades, revistas especializadas y un mercado en expansión para las rarezas y los sellos antiguos. El humilde invento de Rowland Hill no solo conectó al mundo a través del correo, sino que también creó una comunidad global de entusiastas dedicada a preservar y estudiar la historia en miniatura.